Páginas

jueves, 7 de enero de 2016

El relevo

Conversaciones con un guía de hoy

¡Con el nuevo año ya se me plantea una seria duda! Me piden que tome decisiones…
––No me asustes… ¿Es que ya piensas en casarte?

No van por ahí los tiros; me refiero a mi puesto en la Organización. Me han propuesta que deje mi cargo de Jefe de Círculo de Arqueros y asuma uno de Dirigente, de Jefe de Hogar.
––¡Hombre, enhorabuena! ¿Y dónde ves el problema?

Es que no sé si aceptar. Verás: por una parte, me hace ilusión… y me da cierto temor; por otra, me da pena dejar a mis arqueros, dejar mis marchas, mis actividades con ellos, dejar su alegría… ¡Estoy tan encariñado con mi Unidad!
––La decisión tiene que ser enteramente tuya, yo solo puedo darte si quieres orientaciones para que las sopeses. ¿Entro al trapo o no?

Por supuesto… ¿Qué opinas?
––El hecho de que asumas un puesto de Dirigente no quiere decir, ni mucho menos, que dejes de ser educador; en todo caso, que enfocarás la tarea con otra perspectiva más amplia: si antes mandabas personalmente la actividad supervisado por tu superior, ahora esa labor de coordinación de esfuerzos, de dirección, de control de medios y resultados, te corresponderá a ti. Asumirás, por tanto, otro nivel de responsabilidad más alto, pero, en modo alguno, vas a perder de vista a tus queridos afiliados…

Es tu reto, que no tu problema.
La vida está llena de retos
similares y no se puede
desviar la mirada cuando
aparecen.




En cada momento debemos
afrontar lo que se espera de
nosotros, lo que nos
corresponde por edad,
situación, preparación,
necesidades de servicio
o de autenticidad 
con nosotros mismos.








Mirado así… Pero, ¿seré capaz de afrontar mi papel? ¿Lo haré bien?
––Ese es tu reto, que no tu problema. La vida está llena de retos similares y no se puede desviar la mirada cuando aparecen. En  la antigua Escuela de Mandos de Barcelona teníamos el lema Ad maiora natus sumHemos nacido para empresas grandes, y nuestros camaradas de la de Madrid tenían el suyo: Per aspera ad astraPor las dificultades hacia las estrellas. Todo ello forma parte de la filosofía de la O.J.E.

Me gusta, claro, pero sigo en la duda…
––Si me permites la comparación, es lo mismo que pasa con cada una de las etapas de nuestra vida: de niño a adolescente (¡vaya cambio!), de adolescente a joven (donde tú te encuentras), de joven a adulto, de adulto a maduro (donde estoy yo)…  Lo mismo pasa en los puestos de trabajo, en los estudios, en el amor… Y en cada momento debemos afrontar lo que se espera de nosotros, lo que nos corresponde por edad, situación, preparación, necesidades de servicio o de autenticidad con nosotros mismos.

No sé… Es que parece que, por otra parte, estoy dejando un hueco…
––¿No habrá otros afiliados que hayan aprendido de ti y puedan ocupar tu puesto actual?

Sí que los hay… Están…
––Déjales sitio. Permite el relevo. Y tú lánzate –si quieres a los nuevos retos y a las nuevas responsabilidades.

¿Cómo sé si este es el momento?
––Te responderé con palabras que no son mías, pero que son válidas para cada hombre: lo importante es estar convencido de que el sol que entra por nuestra ventana cada mañana viene a iluminar la tarea que tenemos asignada.

Es bonito… Me siento más capaz, ahora, de convertirlas en actos. De momento, tengo más elementos para mi reflexión.
––Cuenta con mi apoyo si aceptas, ya lo sabes…

Texto publicado en el boletín nº 166 de Trocha, de Enero de 2016