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miércoles, 30 de diciembre de 2015

Nuestro Boli siempre escribe

Personas
Despedimos este año de 2015 con unas referencias a nuestro camarada Jorge García Robleda, cariñosamente llamado por todos "Boli".

Hemos rescatado una simpática entrevista que le hicieron dos cadetes del Hogar, y que ya publicamos en el en el número 102 del boletín Trocha (cuando aún no habíamos creado este blog), con ocasión de conmemorarse del 50 aniversario de la fundación de la OJE.

Así empezaba la entrevista: Jorge García Robleda (Boli) forma parte de la Agrupación de Veteranos de la OJE de Barcelona. Paradójicamente, siendo veterano, es uno de los afiliados más activos de nuestra Organización.

Siguiendo el camino marcado por esta publicación con motivo del 50 aniversario, “Boli” se somete hoy a las preguntas de dos cadetes reporteros del Hogar "Navarra".

––¿En qué año y Hogar te afiliaste? Yo me afilié en la OJE en Enero del año 1971, en el Hogar "Navarra", en la Escuadra “Plus Ultra”.

––¿Por qué entraste en la OJE? Porque un compañero del colegio estaba en el Hogar Navarra, y entonces me llevo al Hogar; pero un poco antes había visitado el Hogar Virgen del Mar que estaba en el mismo colegio donde yo estaba.

––¿Qué uniforme llevabais cuando entraste? El uniforme era la camisa beige, el pantalón gris, los zapatos de OJE, el cinturón tipo "americano", la boina azul y el jersey azul con la raya blanca.

––¿Qué cargos ocupaste en el Hogar? En el Hogar Navarra no llegué a ocupar ningún cargo, pero si en el Hogar Valencia, porque yo estuve en varios hogares: "Navarra", “Fuentes Martín”, "Valencia", "Extremadura" y en la Escuela de Guías Montañeros. Llegué a ser jefe de los hogares "Extremadura" y “Fuentes Martín” y jefe de centuria en el "Valencia". También jefe de material en la Escuela de Guías Montañeros y en la provincial.

–– Cuéntanos alguna anécdota. Lo hemos pasado muy bien siempre y tengo muy buenos recuerdos y anécdotas, como por ejemplo cuando me echaron del campamento "San Juan de Baga", en el año 1972, en una actividad de iniciación montañera para arqueros. En la tienda hubo un poco de jaleo y yo solté un taco un poco bestia que se oyó en todo el campamento, entonces, un dirigente provincial que estaba casualmente por allí, que se llamaba Domingo Camarero, resultó que lo oyó y se enfadó muchísimo. Total, que me quería expulsar del campamento, bueno, de hecho me expulsó verbalmente, y entonces los mandos intercedieron por mi (que es buen chaval, tal…) total, que me rebajaron la expulsión por pasar una noche en una masía deshabitada que había en la parte de abajo del campamento, no tenía ventanas ni tenía nada. Así que después de la cena agarré mi saco de dormir y me fui allí a pasar la noche, y luego, por la mañana, me reincorporé al campamento con mi escuadra. Y me fueron perdonados todos mis pecados.

––¿Qué tipo de actividades se hacían? La actividades que más nos atraían e ilusionaban eran las de aire libre (campamentos, marchas, escalada, esquí, espeleología, cursos de especialistas...), eran las que más nos gustaban, por lo menos a mí. Entonces los arqueros hacíamos marchas de escuadra. Nos reunía el jefe y preparábamos un plan de actividades, llamábamos a los servicios de RENFE para saber los horarios, establecía una cuota, pedíamos el material en el Hogar y cuando llegaba el sábado cogíamos nuestras mochilas y nos íbamos al lugar que teníamos previsto. Durante el curso hacíamos muchas marchas de escuadra, de centuria, de Hogar. Predominaban mucho las actividades de aire libre. También estaban las deportivas, porque se participaba mucho en competiciones deportivas, sobretodo en balonmano, ya que era un deporte muy importante en aquel entonces. Teníamos muy buenos equipos, incluso en primera división, como el OJE "Tres Luceros".

––¿Sigues teniendo relación con tus camaradas de entonces? Sí, tengo mucha relación con casi todos los que no se han perdido, con los veteranos y con muchos otros que no vienen con los veteranos. Pero esas amistades no se pierden nunca, porque fueron forjadas en actividades en las que se vivió muy intensamente.

Esta entrevista ha sido realizada para Trocha por los cadetes de la OJE Rodrigo Parra Yuste y Daniel Cabrera Tolosana.


Una semblanza

Jorge nació en Barcelona el 9 de marzo de 1957. Cursó la primera enseñanza en el colegio “Virgen del Mar”, de la Barceloneta, y desde sus primeros años juveniles se puso a trabajar para contribuir a la economía familiar

Ahí, precisamente, en su colegio, hizo amistad con un compañero que le llevó a la OJE, concretamente al Hogar “Navarra”, donde nuestro camarada, con sus 14 años recién cumplidos, quedó encuadrado en la Escuadra de Arqueros “Plus Ultra”. 

A partir de entonces Jorge ya no se desvinculó jamás de la Organización Juvenil Española. Participó en campamentos, actividades deportivas, marchas…Una vez adquiridas las primeras nociones del estilo y sistema formativo de la OJE, realizó un curso de Administrador-Intendente de Campamentos, ejerciendo como tal en varios turnos de verano. 

Perteneció a la Escuela de Guías Montañeros, ocupándose del servicio de Material; poco después pasó al Hogar “Valencia”, donde accedió al puesto de Jefe de Centuria de Arqueros; a continuación fue nombrado Jefe del Hogar “Eugenio Fuentes Martín”; siguiéndole la designación como Jefe del Hogar “Extremadura”, ya en las postrimerías de la Delegación Nacional de Juventudes. 

Sin embargo, a pesar de la extinción del mentado organismo (1977), Jorge continuó vinculado a la OJE y prestando sus servicios, durante un tiempo indefinido, en cuantas actividades era requerido. 

En 1993, con ocasión de crearse el grupo de “Amigos de la OJE”, en el seno de la Presidencia Territorial de la OJE en Cataluña, al objeto de ayudar a la Organización en todos los órdenes, nuestro camarada vuelve al servicio activo y se mantiene en esta situación durante más de 22 años continuados, siendo un verdadero puntal para el grupo de Veteranos de la OJE de Cataluña.

Todas las personas, durante su vida, destacan por algún rasgo especial que les da cierta singularidad. Pues bien, si tuviésemos que señalar el más sobresaliente, el que verdaderamente le ha dado el perfil a nuestro camarada, no dudaríamos ni por un momento en señalar que éste ha sido su vocación de servicio; él supo hacer de su vida “un acto permanente de servicio” (tal como reza el punto tercero de nuestra Promesa). 

De servicio desinteresado a la Patria, a la Organización Juvenil Española, a sus camaradas y a todos sus semejantes sin discriminación. Nuestro “Boli” se creyó, de verdad, y practicó siempre, el lema de la OJE ¡Vale Quien Sirve! Tanto es así, que no tenemos el más mínimo inconveniente en decir, claro y alto,  que fue un modelo de camarada en toda la extensión de la palabra.

Jorge, creyente y respetuoso con nuestro Dios ya hizo su presentación ante Él. Seguramente estará formando parte de los servicios de intendencia celestiales; pues estamos convencidos que esa seguirá siendo su eterna vocación.

Nosotros, desde este lugar de paso, elevamos una oración por el alma del camarada muerto y le pedimos al Todopoderoso que ponga sus ojos en él.

Francisco Caballero Leonarte
Evocación de "Boli" 
Pronunciada en el santuario de Santa Gema de Barcelona, el 30 de octubre de 2015

Nuestro amigo y camarada Jorge García Robleda, “Boli”, como todos lo llamábamos, ya ha respondido presente cuando el Ángel de servicio en la Casa del Padre ha pasado lista y ha pedido novedades… Aquí, nosotros, en este camino de la vida, contestamos también ese presente por él.

Porque Boli sigue estando presente en nuestra mente y en nuestro corazón, y, sobre todo, debe estarlo en nuestras oraciones por su alma. Nuestro recuerdo de cada día, sin embargo, no debe estar fundamentado en el llanto y en la tristeza: seguro que él no lo querría así. Este recuerdo, por el contrario, debe estar centrado en los rasgos de su personalidad, en aquello que constituía, por su manera de ser, un EJEMPLO constante.

¿Cómo era Boli (mejor dicho, como seguirá siendo, porque ahora está feliz en ese Cielo que, seguro, adoptará para él, la forma de un Campamento Eterno, cuyo Jefe es el mismo Dios de Amor (que le amonestará, sonriente, cuando acuda a la formación celestial mal afeitado)? Todos lo sabemos  porque lo conocimos, pero permitidme que resalte alguna de sus características más marcadas:

Lo primero que se me ocurre es su predisposición constante al SERVICIO: en apoyar al amigo y camarada en pequeño o gran apuro; en estar siempre dispuesto a echar una mano, en reparar aquello que se estropeaba, en preparar cualquier artilugio que se nos ocurriera, porque, además, Boli era ese manitas que, con sus gafas sobre la frente, lo mismo planchaba un huevo que freía una corbata…

Y este servicio lo prestaba con total HUMILDAD, aunque nosotros sabemos que era (y sigue siendo) insustituible; ya que otro rasgo de su modo de ser era su tremenda HUMANIDAD: aunque sea tópico repetirlo en este tipo de recuerdos, era un hombre dotado de una tremenda BONDAD; su corazón generoso siempre estaba en posición de prevengan para la mano tendida y el abrazo…

Con estas características, ya podemos suponer –y saber por experiencia de su trato– no era precisamente un observador pasivo; por el contrario, su ACTIVIDAD era desbordante y sin pausas; participaba en todas las actividades, incluso en aquellas que no le convenían por su estado de salud (no hace falta recordar a los asistentes a nuestro último Albergue de verano que se empeñó en  participar en dos marchas montañeras: aquella del recorrido histórico por los alrededores de  Espinosa de los Monteros y en la travesía entre el pueblo de Las Machorras y Salcedillo; no cabe duda de que ese final, que ninguno presentíamos, le pilló con las botas puestas…

¿Y qué decir de los valores, de los ideales que, de forma constante, inasequible al desaliento presidieron su vida? En primer lugar, Boli era creyente y, cada vez más, practicante y asiduo a la Misa en su capilla legionaria; no me resisto a recordar ahora una especie de secreto entre los dos, cuando, en el último Camino de Santiago en que pudo participar, me preguntó sobre las condiciones de la indulgencia que se otorgaba por ser Año Santo…

En segundo lugar, Boli fue un español consciente de serlo, un patriota hasta la médula, animado de ese espíritu legionario cuyo Credo a veces nos recitaba; en tiempos de flojedad, de miseria y de renuncia, mantuvo siempre su FIDELIDAD a las creencias y valores, bien arraigadas en él desde sus primeros años en nuestra Organización Juvenil Española.

Quedaría incompleta su figura si nos olvidásemos de su ALEGRÍA, puesta de manifiesto en salud y en enfermedad, en ese servicio generosos a todos y para todo y en su constante buen humor (aunque a veces se enfadaba, claro, como todo hijo de vecino). Su sonrisa, su carcajada, era constante y nos animaba en nuestras actividades y tertulias.

Permitidme, por fin (si no, me diría “Manolo, basta de rollo, por favor…), una última evocación muy personal y una promesa que algún día cumpliré: bien jugador de dominó (muy superior a mí), siempre gustábamos de competir en las noches de los Campamentos y Albergues de veteranos; en el último de este verano, once días antes de su muerte, Ubaldo y yo le arrancamos un empate a él y a Antonio; “ya desempataremos”, le aseguré. Con permiso del Páter y de todos vosotros, cuando me toque la hora de incorporarme a esa Vida Eterna en la que firmemente creemos, le pediré al Ángel encargado de la Intendencia celestial un dominó para cumplir mi promesa con Boli

Amigo, compañero, camarada, hermano, Jorge García Robleda: gracias por tu compañía siempre, gracias por tu ejemplo. Nosotros, gracias a eso, seguiremos aquí, formando piña, fieles a nuestras creencias, a nuestros valores.

Manuel Parra Celaya