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domingo, 1 de septiembre de 2019

Las viejas consignas

Editorial. Trocha nº 206. Septiembre de 2019

Este verano, en nuestro Albergue, los Veteranos hemos mantenido la tradición de las consignas.

La consigna era una frase breve, seguida de una breve narración ejemplificadora y una conclusión aplicada a la vida personal, al campamento o a España.
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Todos recordamos que, en nuestros campamentos y albergues, el dirigente de Formación o el mando designado para ello impartían cada mañana, tras el izado de las banderas, la consigna del día, que los acampados debían recordar y saber explicar, por lo menos en aquel momento también algo solemne (que ya pasó a la historia) de la revista de tiendas

La consigna era una frase breve, seguida de una breve narración ejemplificadora y una conclusión aplicada a la vida personal, al campamento o a España.

Este verano, en nuestro Albergue, los Veteranos hemos mantenido la tradición de las consignas; cada día, la daba un camarada diferente, de forma voluntaria; las hubo más inspiradas o menos, pero todas se entendieron y constituyeron una serie de lecciones que nos impartíamos unos a otros, porque todos los alberguistas teníamos algo que aprender y algo que enseñar: a eso se le llama formación permanente y, también, horizontal, porque no partían las enseñanzas jerárquicamente, sino en un ámbito de camaradería.

No estaría de más que todos hiciéramos un repaso, en nuestra portentosa memoria, de aquellas consignas; las habrá que están superadas por las circunstancias históricas; quizás otras nos parezcan ahora demasiado pueriles, pero la mayoría daban en el clavo, como las que escuchamos en el albergue de Barcenillas de Ribero de 2019: trataban  del papel y del grado del veterano, de la camaradería entre todos nosotros, de nuestra historia, de las necesidades de la sociedad, de España…, de Gibraltar (el 4 de agosto); acaso la más comentada fue la de Aún quedamos para otra vez, que desarrolló Ubaldo, parafraseando a Prim y a sus voluntarios catalanes.

Porque, efectivamente, los veteranos de la OJE aún quedamos para otra vez; y, acaso, para muchas más, porque no nos faltan ni la fidelidad ni el tesón.

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