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miércoles, 10 de julio de 2019

Respirar aires limpios...

Rasgos de nuestro estilo

¿No notamos a veces que nos cuesta respirar, que precisamos de una bocanada de limpieza que recorra nuestro cuerpo y nuestro corazón?

No nos refugiemos, camaradas, en 'torres de marfil', pero tengamos nuestros momentos de intimidad compartida para tomar esas bocanadas que nos ayuden a entender y a trabajar por una exacta 'ecología del espíritu'.

Aquello de nuestro puesto está al aire libre… es más que una frase poética: es una realidad que se confirma cada día de nuestra vida en sociedad, en especial cuando ⎼inevitablemente tenemos la obligación de estar al día.

La sensación de ahogo y la de precisar ambientes no viciados se va repitiendo constantemente; busquemos la clave en la memoria de las fuentes primordiales de nuestra formación juvenil, que, desde esta perspectiva de los años, podemos calificar de notables, sin recurrir a embellecer pasados. Esa formación se fundamentaba en una serie de valores que conformaban un modo de pensar y, sobre todo, un modo de ser. De este modo, nos formamos en muchos campos de la vida, entre ellos, el de la cosa pública, el de la Política, que no en el de la política (y aquí es importante el matiz que otorga la mayúscula inicial).

No nos formamos en el aprendizaje de zancadillas, conspiraciones de pasillo, pactos más o menos ocultos, coacciones encubiertas, favores e intereses creados, trampas y espectáculos teatrales de cara al público. Entendimos, por el contrario, de patrias, de búsqueda de caminos de justicia, de Libertad y de libertades (también importantes las mayúsculas), de responsabilidades, de derechos y de deberes, de servicio, de aspiraciones de unidad y abrazo en el hombre y entre los hombres…

Aprendimos también de historia, y asumimos la propia, la de España, en toda su integridad, en el convencimiento de que el pasado no se puede cambiar, pero sí mejorar el presente y hacer factibles los futuribles; por ello, tomamos buena nota de los ejemplos de nuestros clásicos; y todo ello descansaba en un acudir a lo Eterno, como fundamento y última razón.

Pero las evidencias terminaron imponiéndose; las evidencias, que no las verdades. Como decía Santa Teresa, hay que vivir en el mundo, aunque no seamos de este mundo. No es extraño que nos falte aire en el camino y que la ilusión se tiña de tristeza por lo que nos rodea, Y que sintamos la necesidad imperiosa de ascender a espacios abiertos y puros de vez en cuando para respirar, aunque tengamos que sumergirnos de nuevo en atmósferas enrarecidas. No nos refugiemos, camaradas, en torres de marfil, pero tengamos nuestros momentos de intimidad compartida para tomar esas bocanadas que nos ayuden a entender y a trabajar por una exacta ecología del espíritu.

Texto publicado en el boletín nº 205 de Trocha, de Julio de 2019

La viñeta superior es una adaptación de otra del "Manual del acampado" Editorial Doncel - 1968.

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Sección "Rasgos de nuestro estilo"

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