Páginas

jueves, 7 de julio de 2016

La bronca

Conversaciones con un guía de hoy



He tenido que echar una bronca a uno de mis mandos. ¡Y no sabes lo mal que me ha sabido hacerlo!
––¿Y estaba justificada?

Estoy seguro de que sí. Te explico: resulta que había un chaval que iba asistiendo a algunas actividades, y le gustaban. Sus padres quisieron, al fin, afiliarlo, y vinieron al Hogar para conocernos…
––Me parece muy lógico…

Déjame seguir: preguntaron si teníamos algún ideario y en qué consistía; y, entonces, ese mando, por temor a perder una nueva afiliación, va y les dice que apenas, que no, que solo tratamos de que los chicos pasen buenos ratos y se diviertan con las actividades, que les enseñamos, quizás, a convivir y a portarse bien ´con sus amigos´, a salir al campo y cosas así…
––¿Nada más?

¡Nada más! Ni les mostró los puntos de la Promesa ni les explicó su contenido; añadió que, bueno, a veces, llevábamos unas prendas de uniforme ´para ir todos iguales´, pero que tampoco era importante…

No debemos acomplejarnos
si creemos en  nuestra
capacidad de formación
y en la verdad de
nuestras ideas.



No toda la sociedad
responde a la estupidez de
lo políticamente correcto,
eso que se da patadas con
el contenido de la Promesa.


.

––Pues la bronca me parece que estaba muy justificada, porque, por una parte, ocultó la esencia de la O.J.E., sus valores, sus ideales, su razón de ser, y, por la otra, engañó a aquellos padres; siempre, siempre, la aceptación de un nuevo afiliado debe hacerse en compenetración con la familia, y si ella nos elige, dentro de la oferta social, que es muy abundante, estupendo, pero deben tener conocimiento exacto de dónde está su hijo.


Pues lo bueno vino después: el padre había sido afiliado de la OJE de pequeño y respondió que ya no le gustaba, pues, al parecer, ´se había perdido todo´; recordó la emoción de los actos de banderas en su campamento y la verdad que encerraban aquellas consignas que le dieron…El mando se encontró avergonzado, sin saber qué decir…
––¿Cómo terminó la historia?

Después de la bronca, vino una reflexión que le hice, en el sentido de que no debía ser un acomplejado si creía en nuestra capacidad de formación y en la verdad de nuestras ideas. Creo que lo entendió y lo aceptó. Luego, yo personalmente, me reuní con aquella familia y llevé el texto de la Promesa por delante. En consecuencia, ya tenemos, ahora sí, un nuevo flecha.
––Muy bien hecho. Ahora, no seas ten duro con ese mando; piensa que su vergüenza o indecisión es producto de las ganas de tener un nuevo afiliado y, por desgracia, de creerse que toda la sociedad responde a la estupidez de lo políticamente correcto, eso que se da de patadas con el contenido de la Promesa. Ya cambiará, pero tú debes ayudarle.

Eso espero y confío. No le dejaré de la mano…


Texto publicado en el boletín nº 172 de Trocha, de Julio de 2016