Relatos
Primer premio en el II Concurso Literario Trocha-2016 [ver acta]

Siento mía una suerte que explicar no consigo, de un conocimiento fuerte al paso de mi tiempo y sus castigos. Siento mía la nostalgia de un descubridor que en memoria de sus textos supimos del sacrificio que entregó. De un hombre que nadie menciona y en el olvido se le ocultó. El viento sobre un mar azul trae recuerdos de Castilla y los campos desiertos de paz traen a mi techo ecos de desahucios sin piedad.
El pan y la justicia de esta España aprendiz. Me dueles como extremidad profunda que agarrada a lo más auténtico te veo roída y perdida.
Mis lágrimas se impiden al ver en tus gentes la indiferencia de un barco que se hunde sin nombre, sin referencia. Y por qué habría de morir en la empresa que no comparten, el campo fraccionado de recelosos practicantes de desastre.
De una bandera que
ondea al clamor de un
pueblo entero sin nadie
que obligar ni armas
que empuñar.
Un mañana ha de
brillar cuando la
tiranía nuestra tierra
abandone, los ideales
sean justos y no
necesiten que les
perdonen.
Imponer nunca querría
aquello por lo que rezo,
pues esta España MÍA
exige siempre de un
NUESTRO.
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Ven las piedras sobre tu tierra mi inquietud de veces que no te entiendo si eres feliz solitaria de ausente plenitud. De banderas sobre ti ondeantes, ninguna orgullosa de verdad, ajenas a tus colores y aquellas que los visten más pesadumbre dan.
Qué hiciste del tiempo que todo cura y en ti no consigue, dónde fue tu identidad, la dignidad que persigues. Camisa azul desteñida que la alegría recuperarás y aunque no sea hoy tu momento el ejemplo de Aquél que nos hizo, el camino indicará.
No serán estandartes laureados de patriotismo militar, de insignias victoriosas sobre pueblos carentes de opinión. No será de nuevo aquello que su memoria manipuló, mi corazón enciende de cólera de falsa unión. No serán los generales que su muerte no impidieron, no serán de nuevo ellos que a la guerra SÍ dijeron.
Será más bien un pueblo obrero de orgullosa memoria, consciente de su historia y ebrios de humildad. Será un canto compartido sin miedo al qué dirán, bajo su manto protegidos de patria fuerte y leal. De una bandera que ondea al clamor de un pueblo entero sin nadie que obligar ni armas que empuñar. Un mañana ha de brillar cuando la tiranía nuestra tierra abandone, los ideales sean justos y no necesiten que les perdonen.
Imponer nunca querría aquello por lo que rezo, pues esta España MÍA exige siempre de un NUESTRO. Mas quede en estas líneas constancia de mis días de inconformismo social exigiendo se haga justicia. Que los hijos del obrero nuestros hijos son y aquel que los separe de los suyos, ni es padre, ni es patriota y mucho menos español. Porque la educación es una y no son dos, para que aquellos que un día serán hombres y mujeres sean iguales de corazón.

No habrá pan ni justicia mientras todos no trabajen ni habrá celebraciones que merezcan tal mención, pues es más libre el que su talento esgrime cada día con vocación. No habrá orgullo de nación ni voces que así lo griten mientras feroces estandartes desahucien al que menos tiene. No habrá patria para mí ni la querré si no es justa, siempre que la voz me quede y mi gesto de repulsa.
Que ya bastante sufre aquel que la esperanza pierde a causa de haber creído en eso que pocos quieren. Hablo desde el aliento que en la intimidad del hogar solloza, desangra sus arrugas y la ternura de los mayores soporta la pena de los más jóvenes a los que llegado un punto, el país poco importa. Los hay que hasta mueren de incoherente existencia sin nadie que les auxilie ni les explique por qué viven.
Solo te pido que no
desistas de tu lucha
inmortal, nunca impongas la sinrazón a los pueblos que con distinto acento te han de amar. Crece no en desdicha ni pudor, cuida lo que tienes, vasto patrimonio, montes de color y mares donde el sol parece un alivio a este dolor. |
A veces los contemplo y finjo desinterés, qué insoportable resulta verte España perecer. A ti, un día fuerte y esplendorosa dime si además tullida y rencorosa pues no entiendo por qué tan distinta, que no hay grandeza en la sangre que la paz y la prosperidad no conquista. Que aunque no me creas yo te sufrí, hice de tus confines mi piel raída, tus errores sobre mí jirones y tus encantos la medicina. Que eres bella por cuanto escondes, mujer que duermes y pocos conocen.
Siento mío tu pulso, el temple bravo castellano, vive nervioso y latente el espíritu de antaño. Solo te pido que no desistas de tu lucha inmortal, nunca impongas la sinrazón a los pueblos que con distinto acento te han de amar. Crece no en desdicha ni pudor, cuida lo que tienes, vasto patrimonio, montes de color y mares donde el sol parece un alivio a este dolor.
Presencian tu agonía aquellos que no te sienten, exigen de ti deudas y condenas que no mereces. Agitan tus cimientos sin importarles tu valor y callas porque débil te hicieron sin razón. España aprendiz cuánto más has de sufrir, cuánta pena más te queda hasta por fin ser feliz. Cuánto tiempo más les queda a aquellos que te destruyen, corruptos y traidores del sistema que te imponen.
A caso más fácil no sería respirarte sin vicios tóxicos, lejos de ser para algunos tristes títeres, pobres cómicos. España, tú que gimes, sobreponte en la adversidad, defiende tu orgullo patrio y devuelve al pueblo su verdad. Te diría que lucharas, mas nunca sangre has de derramar, pues solo así serías más triste y más injusta, para variar. Lucha inteligente, busca la solución, tus hijos te esperamos perdidos, pero no sin ilusión.
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Juan José López Martínez
Soldado de Infantería
Este trabajo obtuvo el primer premio en el II Concurso Literario Trocha-2016.
