Retazos de nuestra historia
Entre las grandes aportaciones de la extinta Delegación Nacional de Juventudes se encuentra la promoción del deporte entre niños y jóvenes

En este aspecto y por lo que respecta a la OJE, se promocionaron y practicaron una larga lista de deportes que tradicionalmente, o eran minoritarios, o quedaban reservados para los más pudientes; pensemos en el montañismo, la escalada, el esquí, el atletismo, el aeromodelismo… En nuestros planes de actividades se incluían todo tipo de actividades deportivas, pero, entre ellas destaca una que no gozaba –ni goza– del fervor de las masas: el balonmano (aunque ahora se llame de otra manera, a la moda anglosajona).
Cada Hogar de Barcelona, fuera de la capital o de la provincia, tenía su equipo de balonmano, unos más humildes que otros, unos más ganadores y otros más perdedores… Los entrenamientos y competiciones se sucedían curso tras curso y ello contribuía a la creación de una sana rivalidad, plena de sentido deportivo, tan alejada del fútbol profesional de hoy. Las pistas de la Delegación Provincial, en Ramblas 8, las de la plaza Poeta Boscán, en la Barceloneta, o las del Guinardó, eran los escenarios habituales donde nuestros equipos se batían el cobre y competían en agilidad, rapidez, trabajo en cooperación, eficacia a la hora de tantear y deportividad.

El balonmano –llámese como se llame ahora– sigue siendo un deporte atractivo, pero minoritario. Para nosotros, en nuestro momento, fue un medio formativo excelente, en lo físico y en lo moral, fuente de satisfacciones y de alegría, se ganara o se perdiera frente a otros camaradas.

El Hogar Navarra cuidó mucho el balonmano promocionándolo en todos sus grados (flechas, arqueros y cadetes), algunos de sus jugadores pasaron después al Tres Luceros (abajo a la izquierda)

