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viernes, 12 de febrero de 2016

Cantidad y calidad

Conversaciones con un guía de hoy


Bueno, ya estoy en mi nuevo puesto de Jefe de Hogar…
––Enhorabuena. ¿Y qué has empezado a hacer?

Primero, he querido saber cuántos éramos y con quiénes contaba para formar mi cuadro de mandos; luego, qué actividades iban a llevarse a cabo; después…
––Un momento…, si me permites. ¿Y no has querido saber qué niveles de formación tenían?

Bueno… Ya lo iré viendo…
––Yo creo que es primordial. Debes conocer exactamente hasta qué punto tienen interiorizados unos valores, cómo demuestran la adquisición de un estilo y, finalmente, qué conocimientos, llamémosles técnicos, de actividades poseen. Es decir, además de saber la cantidad debes estar al corriente de la calidad. Y tu tarea debe partir de lo que tienes y de lo que quieres conseguir como dirigente.

¡Me has hecho un pequeño lío…!

Además de saber la cantidad
debes estar al corriente de
la calidad. Y tu tarea debe
partir de lo que tienes y de
lo que quieres conseguir
como dirigente.


Que tus afiliados lo sean de
verdad y no meros nombres
en unos listados de
encuadramiento.


Un afiliado bien formado es
el mejor portavoz de una
organización, el principal
agente de captación de
voluntades, porque es la
representación viva
de lo que allí se enseña
de lo que allí se hace.

––No era mi intención. Quiero decir que, al empezar tu mandato, debes fijarte unos objetivos; bien está que quieras que crezcan en número los afiliados, que los padres participen más y mejor, que el material esté a punto… Pero, especialmente, que tus afiliados lo sean de verdad y no meros nombres en unos listados de encuadramiento. Lo prioritario de los objetivos que te marques deben centrarse en la formación de ese cuadro de mandos (lo que llamamos formación permanente) y en la formación de los afiliados actuales… y los futuros.

Creo que tienes razón…
––Muchas veces los seres humanos nos dejamos deslumbrar por el número y por la apariencia externa: aumentar la asistencia a las actividades, que estas sean sugestivas, que te feliciten… Pero, si echas una mirada a tu alrededor, verás que hay abundancia de afiliados transeúntes, que asisten esporádicamente, que van a un campamento o a un albergue, y luego desaparecen por una temporada o para siempre, porque no se sienten especialmente arraigados en lo más importante: lo que significa la Promesa –siempre al nivel de cada grado que deben ser portadores de ese estilo, del que tanto hablamos a veces y en el que tan poco se insiste.

Pues me voy a poner manos a la obra…
––Si me permites el consejo, en tus programaciones intenta que la actividad, el ambiente y la palabra estén interrelacionados y tendentes a esos objetivos; si das una charla en el curso de una marcha, si enseñas una canción, si llenas las paredes de murales, todo eso debe redundar en la formación en calidad de los afiliados, además de ser lo suficientemente atractivo para atraer a otros niños y jóvenes que os hagan crecer en cantidad. Un afiliado bien formado es el mejor portavoz de una organización, el principal agente de captación de voluntades, porque es la representación viva de lo que allí se enseña y lo que allí se hace.

Lo malo es que no sé si mis mandos estarán preparados de entrada…
––No importa. Formarlos a ellos es prioritario en este caso. Busca días y tiempo para ellos; y, para ayudarte, no olvides que tienes a tu alcance unos veteranos que pondrán toda su experiencia y conocimientos a tu disposición.

Texto publicado en el boletín nº 167 de Trocha, de Febrero de 2016