![]() |
Entre sus muchas obras,
se pueden citar como ejemplos, las cuatro Sonatas, el ciclo de la Guerra Carlista, Divinas Palabras, Tirano Banderas, Farsa y licencia de la reina castiza,
Luces de Bohemia
y El Ruedo Ibérico, obra que dejó inconclusa al fallecer en 1936. |
Galería de españoles ilustres
Su nombre real era Ramón Valle Peña, y nació en Villanueva de Arosa en 1866. Se le considera el hombre-puente entre el Modernismo y la llamada Generación del 98; fue calificado por Pedro Salinas como el hijo pródigo del 98, ya que evolucionó hacia posturas de rebeldía y de crítica como expresión ese dolor de España que caracterizó a esta primera generación del siglo XX. Toda su vida fue una búsqueda de la belleza a través de la expresión y de desprecio de lo vulgar. Ideológicamente, se definió, primero carlista por estética y más tarde tendió hacia un individualismo anarquizante; alabó paralelamente a Lenin y a Mussolini, por lo que podían representar de revolucionarios. Abandonó el cargo que le confió la II República en Roma como denuncia de la corrupción política.
Fue calificado por el general Miguel Primo de Rivera de eximio escritor y extravagante ciudadano, y, realmente, su figura, manco, con capa, largas melenas y gafas redondas de concha, daban la razón a esta definición. Su alter ego fue su personaje el Marqués de Bradomín, definido como un don Juan, feo, católico y sentimental. De Valle dijo Gómez de la Serna que era la mejor máscara que se paseaba por la calle de Alcalá. Literariamente, evolucionó del Modernismo (siempre fue amigo de Rubén Darío) a la técnica del Esperpento, como expresión del sentimiento trágico de la vida española. De hecho, este esperpento puede hallar sus raíces en Quevedo y en las pinturas negras de Goya.
Fue calificado por el general Miguel Primo de Rivera de eximio escritor y extravagante ciudadano, y, realmente, su figura, manco, con capa, largas melenas y gafas redondas de concha, daban la razón a esta definición. Su alter ego fue su personaje el Marqués de Bradomín, definido como un don Juan, feo, católico y sentimental. De Valle dijo Gómez de la Serna que era la mejor máscara que se paseaba por la calle de Alcalá. Literariamente, evolucionó del Modernismo (siempre fue amigo de Rubén Darío) a la técnica del Esperpento, como expresión del sentimiento trágico de la vida española. De hecho, este esperpento puede hallar sus raíces en Quevedo y en las pinturas negras de Goya.
Veamos una pequeña muestra de cada uno de los dos estilos mencionados: |
De Luces de bohemia
En boca de su personaje Max Estrella, el sentido que el confiere al Esperpento como forma de crítica nacional: “El sentido trágico de la vida española solo puede darse con una estética sistemáticamente deformada”
|
![]() ![]() |
De Sonata de primavera
“Era una noche de Primavera, silenciosa y fragante. El aire agitaba las ramas de los árboles con blando movimiento, y la luna iluminaba por un instante la sombra y el misterio de los follajes. Sentíase pasar por el jardín un largo estremecimiento y luego todo quedaba en esa amorosa paz de las noches serenas. En el azul profundo temblaban las estrellas y la quietud del jardín parecía mayor que la quietud del cielo. A lo lejos, el mar misterioso y ondulante exhalaba su eterna queja. Las dormidas olas fosforescían al pasar tumbando los delfines y una vela latina cruzaba el horizonte bajo la luna pálida”.
Un joven Valle Inclan,
probablemente durante su estancia en México (1892/93)
De La corte de los milagros
“La cámara de la Reina tenía aire de velorio. Doña Isabel lloraba con medroso presagio de su ruina la muerte del Espadón. La Señora tenía en la boca un pucherete de desconsuelo, y la morrilla de la nariz reluciente. La Doña pepita Rúa, en servicio de alcoba, la asistía con vinagrillos: por distraerla, enhebraba cuentos, devociones y chismes de azafata rancia. | La reina de España, frondosa, rubia y herpética, con nada se consolaba, Para no caer en desmayo, se fortalecía con bizcochos y marrasquino, tumbada en el sofá de damascos reales (…) La Señora, recogidas las trenzas en la papalina de seda celeste, sin dormirse, atendía al ir y venir de la azafata sahumando con la salvilla donde se quemaba la clásica pajuela de incienso y estoraque (…)” |

Textos publicados en el boletín nº 165 de Trocha, de Diciembrede 2015
Vídeo elaborado por la UNED sobre Ramón del Valle-Inclán y la India filosófica.
Incluye una escenas con imágenes filmadas del propio Valle-Inclán. |