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miércoles, 18 de noviembre de 2015

Un 'flecha' para la eternidad


Se nos ha ido Manuel Sáinz-Pardo Toca, nuestro flecha nonagenario de tantos campamentos y albergues, nuestro decano de los Veteranos de la OJE, nuestro entrañable amigo y camarada.

Manuel confeccionando un colaje con fotos de la OJE
durante el Albergue de Veteranos en Cedeira (La Coruña),
que quedó en el albergue como recuerdo de nuestro paso
durante el verano de 2014.

Ascensión a una loma por los parajes de
la Herbosa próximo a Espinosa de los Monteros,

durante el Albergue de Veteranos de 2013


Me parece verlo ahora cuando, en su primera asistencia con los dinosaurios en Hoyos del Espino, se empeñó en montar su tienda de campaña; cuando, con alegría casi juvenil, participaba en nuestras actividades verano tras verano; cuando nos acompañaba, en el escalón de apoyo, en nuestros Caminos de Santiago; cuando nos enseñaba, añorante, antiguos emplazamientos campamentales, ya perdidos entre la fronda del bosque y las nieblas del tiempo, en los que él había sido Jefe de Turno, mando o instructor, como aquel de Riaño, para hijos de mineros, que nos indicaba desde lo alto señalando el actual pantano y, al influjo de sus recuerdos, nos parecía a todos ver aún las blancas tiendas y oír los toques de corneta...

Empezó su actividad juvenil en los Exploradores de España, en 1934; en plena guerra se afilió a la O.J. (1938) y luego al Frente de Juventudes, en cuyas Falanges Juveniles participó en el legendario Sancho el Fuerte, en 1943; después vendría su ingreso en la Academia de Mandos José Antonio, de donde saldría con su jurata fides y su título de Oficial Instructor de la V Promoción.

Llevó su vocación de artista allá donde transcurrió su servicio, y puede decirse que fue el mejor especialista de Teatro de Títeres de España; la pintura, la escultura y las manualidades no tenían secretos para él: sus últimas obras fueron el monolito y el tótem que decoran patio y sala, respectivamente, del Albergue de Barcenillas de Ribero; también colaboró – a sus años y con los dedos doloridos, a golpe de escoplo y cincel- a tallar el monolito del Albergue leonés de Valdepiélago en recuerdo de Ángel Fernández Córdoba; ya ha desaparecido, por desgracia, el collage con que iluminó el comedor de Las Cepedillas hace algunos años.

No solo nosotros; muchos españoles que fueron niños lo recordarán, sin saber su nombre, del programa televisivo Los Chipirifláuticos (con Valentina, Locomotoro, el Capitán Tan…): era el hombre que, con la pipa en la boca, enseñaba trabajos manuales con alambre, plastilina, corcho y todo tipo de materiales a través de la pequeña pantalla.

Entre 1976 y 1981 figuró entre los preceptores del Príncipe Felipe en cursos, campamentos y actividades de tiempo libre; su calidad de buen educador se puso, así, una vez más de manifiesto. Sin embargo, no ha podido ver editado para el público su libro Esta es la pieza que faltaba en todas sus biografías (del actual Rey de España, claro), donde se recogían técnicas educativas, fotos y anécdotas de lo que fue un indudable servicio a la Historia.

Nunca dejó de colaborar y ayudar a la Organización Juvenil Española de hoy, donde estaban afiliados sus nietos; no solo desde el ámbito de los Veteranos, sino asistiendo, sábado tras sábado, al Hogar de Guadarrama, donde seguía enseñando trabajos manuales a los flechas y arqueros de nuestros días.

Ya sé que esta es una biografía de urgencia, escrita al enterarme de su fallecimiento. Sirva, sencillamente de homenaje y prueba de cariño. Seguro que soñaré muchas veces con su compañía (como en la que fue su última marcha en Gredos al Prado de las pozas); seguro que recordaré sus consejos de abuelo sobre la educación de mis tres hijos; seguro que seguiré oyendo su voz, ya algo cascada, entonando las viejas marchas o los aires santanderinos, de su tierra de La Montaña; seguro que, desde el Cielo, pedirá a Dios por todos nosotros, sus camaradas, y por una España que llevaba en su corazón y en su inteligencia de hombre excelente.

Manuel Parra Celaya


En el verano de 2014, en una excursión por la costa gallega durante la celebración del Albergue de Veteranos en Cedeira
Delante de las hortensias que jalonaban el camino al albergue de Cedeira.

Para saber más, ver en Huellas de la OJE, el Blog.-  In memoriam de “Fray manitas”