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lunes, 7 de octubre de 2019

El desprecio al tópico

Rasgos de nuestro estilo

El objetivo del tópico es amedrentar, señalar con el dedo al disconforme con el estúpido consenso de la mayoría masificada.

Si un rasgo de nuestro estilo es, como hemos dicho muchas veces, la gallardía, declaremos la guerra al tópico, despreciémoslo; expresemos nuestros pensamientos en total libertad.

Dos rasgos profundamente negativos distinguen ⎼entre otros⎼ nuestros tiempos: el primero es la falta de cultura y el desprecio por la inteligencia y el mundo del espíritu; el segundo, consecuencia del anterior, es el reinado absoluto del tópico, del lugar común, de la frase o la palabra que está de moda, que es políticamente correcta.

Estos tópicos elevados a categoría social de prestigio se vierten ante las situaciones, las noticias y las personas; siempre hay alguno que determina, sin análisis ni conocimientos, cómo es algo; así, si alguien protesta por el aumento de la delincuencia en las calles y señala la procedencia de muchos de los delincuentes, es ya xenófobo; si se deja pasar con preferencia a una señora o señorita por una puerta, es machista; si señala los defectos del sistema político y propugna reformas, es fascista, y así sucesivamente. No digamos de los tópicos que se acumulan ⎼estos fundados más en la incultura⎼ cuando se trata de una de las páginas de la historia.

El uso del lenguaje está plagado de esos tópicos; nos dictan las palabras que se han de emplear en cada caso, si hemos de despreciar las normas de la gramática para que nuestras palabras se acomoden a la norma impuesta, si determinado vocablo no debe usarse porque así se ha decidido, si hemos de recaer en la estupidez del -os/-as para ser actuales y modernos…

El objetivo del tópico es amedrentar, señalar con el dedo al disconforme con el estúpido consenso de la mayoría masificada, lograr que la persona que piensa por sí misma caiga en el miedo ante la sanción social. Si un rasgo de nuestro estilo es, como hemos dicho muchas veces, la gallardía, declaremos la guerra al tópico, despreciémoslo; expresemos nuestros pensamientos en total libertad, independientemente de que nos podamos equivocar, pero siempre con la sinceridad de la opinión personal y el fundamento del estudio.

Hablemos con la palabra justa y adecuada a cada situación, pues nuestro léxico español es, a Dios gracias, muy rico; hagamos caso antes a la Madre Academia antes que a los políticos; en términos familiares, llamemos al pan pan y al vino vino…

Y echemos unas risas cuando alguien pretenda motejarnos de algo porque hemos hecho uso, conscientemente,  de esa libertad.

Texto publicado en el boletín nº 207 de Trocha, de Octubre de 2019

La viñeta superior es una adaptación de otra del "Manual del acampado" Editorial Doncel - 1968.

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Sección "Rasgos de nuestro estilo"

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